La fístula arteriovenosa es una unión directa de una vena y una arteria que se realiza quirúrgicamente para crear un acceso que permita el flujo de sangre para el tratamiento de hemodiálisis. Las ventajas de la fístula es su duración a largo plazo y menor incidencia de infecciones.
Cuidados previos a la realización:
- Una vez seleccionada la extremidad y sitio de realización de la fístula por parte del médico especialista, se le pedirá al paciente que previo a la cirugía no permita que se le realicen punciones (toma de laboratoriales, canalizaciones, entre otros), no tomar la presión arterial, ni utilizar ropa o accesorios (relojes o pulseras apretados) que afecten la circulación en la extremidad.
Cuidados inmediatos después de la cirugía:
- No retirar el apósito y deberá permanecer seco durante 48 horas.
- Mantener su extremidad elevada y no doblarla para evitar dañar la fístula.
- Una vez que se retire el apósito realizar aseo con agua y jabón, secarlo adecuadamente.
- Evitar ejercicios bruscos y no levantar objetos pesados.
Cuidados diarios:
- En ningún momento permitir punciones en la extremidad de la fístula (toma de laboratoriales o colocar vía intravenosa) o tomar la presión arterial.
- Evitar vendajes compresivos.
- No dormir sobre la extremidad, ni portar ropa o accesorios ajustados.
- Lavarse las manos antes de tocar el acceso.
- Revisar el pulso también llamado “frémito” o “thrill” todos los días (es la vibración que se percibe al colocar su mano sobre la fístula).
- Cuidarse de no recibir ningún golpe y/o cortar su fístula.
- Recuerda que el uso de la fístula es exclusivo para el tratamiento de hemodiálisis.
¿Cuándo acudir con el médico o al servicio de urgencias?
- Cambio en la coloración de la extremidad.
- Signos de infección, como dolor, sensibilidad o fiebre.
- Si hay secreción.
- Si se detecta disminución en el pulso de la fístula.
Recuerda que cuidarte es tu responsabilidad, sigue las indicaciones de tu médico tratante y del personal de enfermería.
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