Los riñones desempeñan funciones cruciales que inciden en todas las partes del cuerpo y están involucrados en operaciones complejas que mantienen un equilibrio adecuado.
Cuando los riñones están dañados, otros órganos se ven afectados. Los problemas renales pueden variar desde una infección menor del tracto urinario hasta insuficiencia renal crónica. Los avances científicos en las últimas tres décadas han mejorado nuestra capacidad para diagnosticar y tratar a las personas que padecen enfermedades renales. Incluso, cuando los riñones ya no funcionan, tratamientos como la diálisis y el trasplante han traído esperanza y literalmente una nueva vida a cientos de miles de personas.
¿Por qué son tan importantes los riñones?
La función principal y más importante de los riñones es eliminar los productos de desecho y el exceso de líquido del cuerpo, éstos son eliminados mediante la orina. La producción de orina implica etapas muy complejas de excreción y reabsorción. Este proceso es necesario para mantener un equilibrio estable de los productos químicos del cuerpo.
Los riñones regulan el sodio, el potasio y contenidos de ácido. También son los encargados de producir tres hormonas fundamentales para el cuerpo; la eritropoyetina, la renina y calcitriol.
¿Dónde están los riñones y cómo funcionan?
Tenemos dos riñones, cada uno del tamaño de un puño,con una forma parecida a un frijol. Están situados uno a cada lado de la columna vertebral, en la parte inferior de la caja torácica. Cada riñón contiene alrededor de un millón de unidades funcionales llamadas nefronas.
Una nefrona es una unidad de filtración de diminutos vasos sanguíneos, llamados glomérulos, que se une a un túbulo. Cuando la sangre entra en el glomérulo, se filtra y el resto del líquido pasa a través del túbulo. En el túbulo, los productos químicos y el agua se añaden o se eliminan de este líquido filtrado de acuerdo con las necesidades del cuerpo. El producto final es la orina que excretamos.
Los riñones realizan su trabajo de mantenimiento de la vida, filtrando y devolviendo al torrente sanguíneo unos 200 litros de sangre limpia cada día.