El objetivo de un plan de alimentación en el paciente trasplantado es fundamental para apoyar en la rápida recuperación, cicatrización y disminución de los efectos secundarios de los inmunopresores, así como en la prevención de infecciones.
La dieta se va dividir en tres etapas:
- Fase aguda (los primeros dos meses).
- Fase crónico (> 2 meses y < 1 año).
- Trasplante estable (> 1 año).
Fase aguda. Tus primeros dos meses después del trasplante.
1.- Esta fase se caracteriza por un aumento en los requerimientos nutricionales (energía y proteínas), debido a la combinación del estrés metabólico y a las altas dosis de inmunopresores (prednisona, ciclosporina, tacrolimus, entre otros) aunado a la cirugía.
2.- Las necesidades de proteínas (pescado, pollo, panela, requesón, leche, etcétera) se ven aumentadas por el uso elevado de esteroides, asociado al estrés quirúrgico del trasplante, por lo que podemos concluir que las necesidades se comparan a las de un deportista de alto rendimiento. Es importante mencionar que la mejor proteína es la de origen vegetal (por ejemplo la que se encuentra en frijoles, lentejas, habas, garbanzos) debido que protegen la función de tu riñón a largo plazo.
3.- Respecto a la ingesta de cereales, se prioriza el consumo de cereales complejos, como la tortilla, bolillo, pan de caja, pastas o arroz, todos ellos integrales. Por lo tanto, evitaremos los cereales simples, como el pan blanco, pastelillos, repostería y azucares refinados. Los cereales trataremos de consumirlos en varios tiempos de comida.
4.- También se recomienda aumentar el consumo de grasas saludables (monoinsaturadas y poliinsaturadas) como el aguacate, las oleaginosas (cacahuate, almendras) y aceites (oliva, canola, cártamo, soya) y evitar el consumo de grasas no saludables (saturadas) como la manteca, margarina, crema y aderezos.
5.- La cantidad de líquidos en esta fase no se restringen, a menos que existan problemas con la función del riñón. Infórmate adecuadamente y pregunta a tu médico de trasplante la cantidad de agua recomendada.
6.- En algunos casos y secundario al uso de medicamentos inmunosupresores como la ciclosporina y el tacrolimus, el potasio en sangre puede presentar elvaciones, si esto sucede, es necesario limitar el consumo de alimentos que lo contengan.
Algunas verduras ricas en potasio son: Aguacate, acelga, espinaca, verdolaga cilantro, perejil, nopal, apio, brócoli, calabaza, champiñón, jitomate, lechuga; entre las frutas tenemos al melón, tamarindo, kiwi, papaya, naranja, tuna, guayaba y fresas.
7.- La disminución de fósforo sanguíneo suele ser común, si se llegara a presentar, se recomienda consumir los alimentos ricos en fósforo, por ejemplo: charales frescos, surimi, bacalao, filete de carpa, hígado, hueva de pescado, ostión, tripitas, queso amarillo, yema de huevo; en leguminosas como el frijol, garbanzo, lentejas y soya.
Durante esta fase es muy importante que te protegas de las infecciones. Adquiere buenos hábitos higiénicos al momento de preparar y comer tus alimentos.
Algunas recomendaciones:
- Lavarse las manos con agua y jabón antes y después de manipular los alimentos.
- Lavar los utensilios (ollas, cucharas, tablas, platos) antes o después de estar en contacto con los alimentos.
- Lavar y desinfectar frutas y verduras antes de consumirlas o prepararlas.
- Evitar la contaminación cruzada de los alimentos ( ejemplo: picar varios alimentos con el mismo cuchillo).
- Hervir o cocinar los alimentos a temperaturas adecuadas.
- Utilizar agua potable.
- Evitar el consumo de alimentos no pasteurizados (ejemplo: leche bronca).
¡Cuida de ti y sé feliz!