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¿Cómo se creó la máquina de hemodiálisis?

Por | Dialicare, Hemodiálisis, Nefrología

La  enfermedad renal crónica y la lesión renal aguda, son enfermedades tan antiguas como la humanidad misma. A principios de Roma y más tarde en la Edad Media, los tratamientos para la uremia (griego para el envenenamiento de la orina, o, literalmente, «la orina en la sangre») incluyen el uso de los baños termales, terapias sudoración, sangrías y enemas.

Las primeras descripciones científicas de estos procedimientos vinieron del químico escocés Thomas Graham, que se hizo conocido como el «Padre de la diálisis». Al principio, la ósmosis y la diálisis se hicieron popular por ser los métodos utilizados en los laboratorios químicos que permitieron la separación de sustancias disueltas o la eliminación de agua a partir de soluciones a través de membranas semipermeables. Muy por delante de su tiempo, Graham indicó en su obra los usos potenciales de estos procedimientos en la medicina.

Hoy en día, el término «hemodiálisis» describe un procedimiento extracorpóreo, o procedimiento fuera del cuerpo, para el filtrado de sustancias urémicas (urea y creatinina) de la sangre de pacientes que padecen enfermedad renal crónica. El proceso de purificación renal, requiere el uso de una membrana semipermeable (que permita el paso sólo de las moléculas tóxicas).

Los primeros días de diálisis.

La primera descripción histórica de este tipo de procedimiento se publicó en 1913. Abel, Rowntree y Turner,  dializaron animales anestesiados, se extrajo su sangre fuera del cuerpo a través de tubos con membranas semipermeables. Para evitar que coagulara la sangre, el fisiólogo británico Haycraft, identificó que la saliva de las sanguijuelas, funcionaba como un anticoagulante, siendo ésta la primera heparina.

Posteriormente un médico alemán de nombre Georg Haas, realizó los primeros tratamientos de diálisis con seres humanos. Se cree que Haas dializa los primeros pacientes con enfermedad  renal crónica durante el verano de 1924, después de realizar experimentos preparatorios. En 1928, Haas había dializado otros seis pacientes pero ninguno logró sobrevivir, probablemente debido a la situación crítica de los pacientes y la eficacia insuficiente del tratamiento de diálisis.

Haas, como Abel, también utilizó Hirudina (elemento anticoagulante encontrado en la saliva de las sanguijuelas) como anticoagulante en su primera diálisis. Sin embargo,  la Hirudina condujo a menudo a complicaciones,  derivadas de reacciones alérgicas, ya que la sustancia fue suficientemente purificada y se originó en una especie muy distante de los humanos. Al final, Haas utiliza una sustancia conocida como la heparina, en su séptimo y último experimento. La heparina es el anticoagulante universal en los mamíferos y se aisló por primera vez en el hígado de un perro, por un americano llamado MacLean, en 1916. Esta sustancia causó sustancialmente menos complicaciones que la hirudina – incluso cuando estaba insuficientemente purificada y podría ser producida en cantidades mucho más grandes-. La heparina se hizo y sigue siendo  el anticoagulante de elección, con el desarrollo de mejores métodos de purificación desde 1937.

El primer tratamiento de diálisis exitoso: Willem Kolff

Willem Kolff, utilizó un riñón tambor giratorio para el tratamiento de una paciente de 67 años de edad, misma que había sido ingresada en el hospital con lesión renal aguda.  Recibió el tratamiento por una semana teniendo una respuesta favorable, ella murió a la edad de 73 de una enfermedad no relacionada con la insuficiencia renal. Kolff había tratado sin éxito 16 pacientes anteriores en una serie de experimentos. Este caso se convirtió en el primer gran avance en el tratamiento de pacientes con enfermedad renal.

En la actualidad la hemodiálisis se establece como el tratamiento de elección en todo el mundo para la enfermedad renal crónica y aguda después de los primeros tratamientos exitosos en Seattle, Washington.

Cuidados que debes tener de tu fístula para hemodiálisis

Por | Dialicare, Hemodiálisis, Nefrología

La fístula arteriovenosa es una unión directa de una vena y una arteria que se realiza quirúrgicamente para crear un acceso que permita el flujo de sangre para el tratamiento de hemodiálisis. Las ventajas de la fístula es su duración a largo plazo y menor incidencia de infecciones.

Cuidados previos a la realización.

  • Una vez seleccionada la extremidad y sitio de realización de la fístula por parte del médico especialista, se le pedirá al paciente que previo a la cirugía no permita que se le realicen punciones (toma de laboratoriales, canalizaciones, entre otros), no tomar la presión arterial, ni utilizar ropa o accesorios (relojes o pulseras apretados) que afecten la circulación en la extremidad.

Cuidados inmediatos después de la cirugía.

  • No retirar el apósito y deberá permanecer seco durante 48 horas.
  • Mantener su extremidad elevada y no doblarla para evitar dañar la fístula.
  • Una vez que se retire el apósito realizar aseo con agua y jabón, secarlo adecuadamente.
  • Evitar ejercicios bruscos y no levantar objetos pesados.

Cuidados diarios:

  • En ningún momento permitir  punciones en la extremidad de la fístula (toma de laboratoriales o colocar vía intravenosa) o tomar la presión arterial.
  • Evitar vendajes compresivos.
  • No dormir sobre la extremidad, ni portar ropa o accesorios ajustados.
  • Lavarse las manos antes de tocar el acceso.
  • Revisar el pulso también llamado “frémito” o “thrill” todos los días (es la vibración que se percibe al colocar su mano sobre la fístula).
  • Cuidarse de no recibir ningún golpe y/o cortar su fístula.
  • Recuerda que el uso de la fístula es exclusivo para el tratamiento de hemodiálisis.

ignos de infección como dolor, sensibilidad, variación de temperatura o algún tipo de secreción, así como si se detecta disminución en el pulso.

¿Cuándo acudir con el médico o al servicio de urgencias?

  • Cambio en la coloración de la extremidad.
  • Signos de infección, como dolor, sensibilidad o fiebre.
  • Si hay secreción.
  • Si se detecta disminución en el pulso de la fístula.

 

Recuerda que cuidarte es tu responsabilidad, sigue las indicaciones de tu médico tratante y del personal de enfermería. 

 

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