Elida Núñez Treviño

Por 26 septiembre, 2018Testimonios

Mi nombre es Elida Yazmin Núñez Treviño, tengo 27 años. Soy originaria de la Barca Jalisco y  soy trasplantada renal.¨Nunca pensé que ser fuerte era una opción”, pues de niña siempre me la pasé enferma, infecciones, gripas, pero sólo era por temporadas. Tuve una muy bonita infancia y adolescencia esa racha sólo fue de pequeña, pues agarré defensas y todo parecía ir de maravilla.Pasaron grandes años, en los cuales culminé mi universidad y empecé a trabajar, cumplí mis metas, pues ya tenía mi trabajo y estaba con la persona que quería pasar el resto de mi vida, así que decidimos casarnos en diciembre del 2012 (mis sueños cumpliéndose). Pasaron 6 meses más o menos, cuando empecé con dolores fuertes de cabeza y  me sentía con mucha taquicardia (siempre supuse que era por estrés y por llevar una vida sedentaria) sólo tomaba una pastillita que me auto medicaba para migraña me dormía y listo según yo ya con eso. Nunca hice por checarme pues siempre el trabajo era primero.Con el tiempo decidimos  agrandarnos como familia pues queríamos un bebé. Duré tiempo esperando, y nada. Suponía que era por estrés también de trabajo: así seguí así hasta que en enero me dieron la noticia más bonita, que estaba embarazada y por fin llegaba alguien más para complementar mi hermosa familia, era tan bonito que lloramos de felicidad, y corrimos a decírselos a nuestros padres , y ¡a todo mundo! era la mayor bendición. Sólo pasó una semana de felicidad cuando en estudios de chequeo resultó que estaba tirando proteínas y tenía que ir pronto con un doctor especialista, pues los doctores de mi trabajo desconocían el procedimiento de llevar a una embarazada con problemas renales (que para ese entonces nadie me decía que tenía IRC por cómo podría reaccionar). Me tuve que mover a mil lugares. En Guadalajara, Ocotlán, La Barca, Civil viejo. Iniciaron por aceptarme en IMSS Ocotlán.  (Ahí inicié mi lucha constante por nuestra vida, y por las malas noticias que siempre daban). Lo único que me decían era que no era para tanto, que no ocupaban enviarme a centro médico, la ginecóloga sólo al hacerme eco veía y decía ¨pues está vivo a ver cuánto dura¨ cada comentario me daba más fuerza y rabia a la vez. Pues entre peleas que me aventaba y discusiones y exigencias que les pedía me enviaron por fin a Centro Médico en donde me internaron por una semana. Al segundo día me explicaron que para ayudarme tenía que iniciar sesiones de hemodiálisis, pues mi riñón tenía poco de función renal y no quería que se dañara más,  me dio un miedo lloré y les dije que no, que me alimentaría muy bien para que no pasara eso, (pero sabían que con eso no bastaba) así que en mi cuarto me pusieron un catéter yugular, la verdad rece tanto porque no me lastimaran. Gracias a dios pasó media hora y ya tenía mi catéter, lista para iniciar mis secciones. Una ambulancia iba por mi y otra chica embarazada, para ambas era nuestra primera vez (siempre creí que era la única, pero realmente habíamos muchísimas con esa situación). Los familiares que estaban en espera de sus pacientes en hemodiálisis  nos dieron mucho apoyo, pues nos dijeron que no dolía que no se sentía nada al estar en la máquina, que no tuvieras miedo que todo estaría muy bien, y así fue. Nunca sentí nada, sólo me hacía sentir mejor con más energía y mucha hambre. Pues así pasó el tiempo tuve que mudarme a Guadalajara, pues tenía sesiones cinco veces por semana por 4 horas. Pesadísimo pero aún así pude acoplarme al drástico cambio y seguía positiva y feliz por mi bebé.. Hasta que llegó el drástico día que jamás pensé que sucedería pues siempre lleve un embarazo ¨bueno¨ ¡inicie trabajo de parto! Si sólo tenía 6 meses, empecé sangrado, líquido todo, nos fuimos de urgencia para Ocotlán, llegue y rápido me metieron pues ya tenía 10 de dilatación, pero era más el sangrado, hasta que me sacaron todo  los coágulos pude cerrar e imploraba que me enviaran a Guadalajara pues la doctora siempre me decía que no sobreviviría y mi bebé aún latía, ¡ella quería vivir! Tanto exigí que llegó la ginecóloga que me atendía de antes y ni si quiera pudo verme sólo la escuche que dijo -Ay no pobrecita, mándenla a Guadalajara no creí que su bebé pudiera lograrse-. Y así fue me enviaron a Guadalajara. Llegué y empecé las contracciones pese que padecía presión alta jamás me dio preclampsia, ese día lo recuerdo como un sueño que jamás quisiera vivir de nuevo.Entré a zona de parto dicen que mis gritos se escuchaban hasta afuera, creo que eran de impotencia porque ella estaba muriendo dentro de mí, y apenas estaban haciendo algo por ayudarnos. Todo pasó tan rápido me regañaban aún con la situación porque a fuerzas quería operarme para no tener más bebés. La verdad estaba tan furiosa que sólo les dije que si no hicieron nada por sacar a mi bebé, no permitiría que me abrieran para operarme, por fin me pusieron anestesia y mi bebé salió. Era una hermosa NIÑA. No pude verla, no sé por qué, sólo lloré y lloré, nada creía, de verdad nada creía. Hasta que se la llevaron la enterraron y pasaron días que yo no me sentía bien. ¡Creí que jamás lo superaría!Me quitaron el catéter y mucha cantidad de  eritro pues sólo quedé en 7 de hemoglobina, pero nada era igual sin ella. Aún así después de mi duelo que fue más de un año en psicólogo y en mil cosas para enfrentarlo.  Nunca creí volver a sonreír y a ser feliz. Pero poco a poco fuimos saliendo adelante, entendiendo las cosas que me pasaron. Sólo me quedé con la idea que ella “fue un ángel que llegó para salvarme¨ pues yo no sabía de mi enfermedad hasta que llegó ella.Después de este proceso nada fácil, entre altas, bajas y mucho crecimiento personal. empezó otra etapa, pues fue la de cuidados pre-diálisis la alimentación, ir al nutriólogo pues también tenía que cuidar mi poca función renal, así que empecé a cuidarme; llevaba una buena alimentación, mucha fruta y verdura. Tenía que estar bien y sana, sabía que tenía dejar sal, azúcar comer cosas bajas en potasio, fósforo y así fue; por lo cual también  empecé a buscar a  los mejores doctores para que me ayudaran con mi enfermedad y en internet encontré a un gran doctor, era Librado de la Torre,  lo vi también en televisión y lo investigué y supe que con él estaría en excelentes manos; saqué mi cita y fue excelente me explicó todo el proceso y recuerdo que le dije ¡yo me trasplantaré con usted!,  sabía que era el mejor. Y así pasé casi un año con él, a su cuidado.  En ese tiempo también se inició mi protocolo de trasplante, ya que gracias a dios mi gran hermano mayor sería mi lindo salvador. Claro que nunca fue fácil ni para mis padres ni para mi hermano el aceptar todo este proceso,  pero agradezco a Dios que siempre estuvieron al pie del cañón apoyandonos.En ese tiempo de nuevo empecé con mil síntomas de mi enfermedad, ascos, vómitos, diarrea, hasta que llegó el punto de que ya no retenía nada todo devolvía. Fuimos de urgencia y si rápido el Dr. Librado me puso mi catéter e inicié mis sesiones de hemodiálisis. La verdad no quería pasar por lo mismo de nuevo tenía miedo, pero nunca fue igual me daban tanta confianza todo el personal de CEMER, que no tenía de que preocuparme nunca de nada, sólo de alimentarme muy bien, duré casi 5 meses en hemodiálisis.Hasta que se llegó mi gran día el 30 de enero 2017,  mi fecha de trasplante, tuve que cuidarme más pues no tomaba casi nada de agua, ni comía muchas verduras y frutas altas en potasio y fósforo, sabía que ya era tiempo, pero la verdad es muy difícil pues se cierra el mundo pero sabía que era por un bien mejor. Así me fueron preparando y no digo que fue fácil pues me moría de sed pero entendía que sólo faltaba poco hasta que llegó el gran día.La verdad agradezco tanto a familiares, amigos, conocidos y hasta desconocidos míos. En verdad  no cabe duda que la oración y la fe en nuestro Dios ayuda mucho. Tantas cadenas de oración y misas por la salud mía y de mi hermano. Mucho apoyo moral y eso en verdad lo valoro muchísimo, ese día me sentía tan bendecía que no tenía miedo de lo que vendría y más porque estábamos con los mejores doctores del país. Tuve la oportunidad de rezar antes de entrar a operación por nuestra salud y por los doctores que estarían con nosotros. Y así fue. Me dicen que duramos 4 horas adentro y yo sólo dormí y mi hermano igual. Salimos y nuestros familiares estaban esperándonos y yo sólo salude a todos y me dormí. Estuve aislada esos días pero en verdad fue una experiencia muy buena y más la atención de enfermeras y doctores, 24 horas al pendiente de cada trasplantado. Agradezco a los doctores que nos intervinieron al Dr. Librado de la Torre y  Dr. Juan Luis Contreras y a  los demás, anestesiólogos, urólogos, enfermeros,  todos y cada uno forman parte de esta nueva vida que estoy pasando. Pero más agradecida con el gran corazón de mi hermano que realmente gracias su altruismo y amor por mí le permitieron dar parte de su cuerpo para que yo pudiera seguir aquí contando mi historia y pudiendo sonreír de nuevo a la vida y a las situaciones  que me faltan por vivir.Siempre enfrentemos las cosas con positivismo, por muy difícil que sea, ¡Aprendí que Dios da las peores guerras a sus mejores guerreros!, y que ¡nunca da más de lo que no puedas soportar! Siempre busca la salida a esas puertas  que se te cierran siempre estará el sol detrás de esa obscuridad, hoy estoy viva, e iniciando nueva vida. ¡Siempre se podrá superar cualquier adversidad si te propones a luchar por lo que quieres! Ánimo.
ATTE: Elida

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